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Título: Shinjitsu no Kisu (Beso de la Verdad)
Tipo: Oneshot, Romance/Drama, Comedia.
Advertencias: Ninguna
Rating: G
Pairing: Ken/Yukihiro, Hyde/Tetsu
Resumen:“Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero… ¿Cuánto vale un beso? ¿Un beso puede valer más de mil palabras? ¿O mil palabras valen mil veces más que un simple beso? Nadie puede responder esto, ya que el beso cambia según quien lo da y quien lo recibe, y más en el contexto en que se da. Entonces… ¿Cuánto valdrá el beso que Ken le dé a Yukihiro?
Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenecen. Cada uno se pertenece a si mismo, o al menos eso suponemos. Al escribir y difundir esto no gano absolutamente nada, a menos que me quieran dar algún regalo de agradecimiento, que nunca me atrevería a rechazar.
Notas del Autor: Este fic no tiene determinado un tiempo exacto, y es algo distinto a lo que he venido trabajando. Además la narrativa también es muy distinta y ya verán porque. He pensando en una segunda parte, pero no estoy muy segura aún, así que esperaré sus comentarios y espero les guste.
Shinjitsu no Kisu
–¿Se puede saber que sucedió?
Ken hizo un gesto afligido y volteó su rostro para no mirar a su líder.
Tetsu por su lado, frunció aún más el ceño, como si eso pudiera ser posible.
Por supuesto que él sabía lo que había sucedido.
Entraba a la sala de ensayos justo en el momento en que Ken caía al piso y a escasos metros de él, se encontraba Yukihiro, bastante agitado, iracundo y con los puños cerrados.
–¡¿Pero qué paso?! –gritó el líder al ver la escena.
Y nadie le contesto, al menos no verbalmente.
Yukihiro salió hecho una fiera de la sala, empujando al bajista en el proceso, sin decir nada y fulminando con la mirada a cualquiera que se le pusiera en frente.
Y ahora Tetsu estaba en frente de Ken, ambos sentados en las incomodas sillas de la cafetería de la Ki/oon Records. Habían bajado para buscar algo de hielo… bueno, Tetsu había obligado a Ken a bajar con él y sin embargo, éste no aceptaba ponerse el hielo que sostenía su líder en una bolsita plástica.
El ojo de Ken se estaba empezando a tornar hinchado, y Tetsuya sabía que para el día siguiente estaría todo morado y les sería imposible presentarse en el ‘MUSIC STATION’. Una presentación que habían confirmado hacía más de un mes, y Tetsu, como el líder responsable que era, no iba a permitir que ningún contratiempo arruinará la reputación responsable de L'Arc~en~Ciel.
–Tarde o temprano tendrás que decirme porqué Yukihiro te golpeó.
Tetsuya estaba enojado y Ken podía darse cuenta de eso con facilidad, a pensar de que prácticamente estaba viendo sólo con su ojo izquierdo.
El moreno se dio cuando su líder le pasó nuevamente la bolsa con hielo, y para no enojarlo aun más, se la colocó con cuidado en el ojo, sin dejar de hacer gestos adoloridos, que bajo la percepción de Tetsu estaban más que sobreactuados.
–Muy bien... ¿y entonces?
Ken se estremeció, sabía que Tetsu no dejaría el tema tranquilamente.
Y es que ni él lo haría, esta vez se había pasado de la raya. Aunque claro, no se trataba de ninguna broma.
Él iba en serio, sólo que no sabía como expresarlo, y tomó por ejemplo el peor caso posible.
Para su mala fortuna, había presenciado años atrás como Hyde le confesaba su amor a Tetsuya.
Tenían una discusión muy acalorada en la sala de descanso. Tetsu estaba regañando a Hyde como siempre y Hyde se defendía con excusas del nivel de un niño de primaria.
O al menos así lo veía Ken. Las discusiones entre esos dos eran siempre por temas tontos, rayando el infantilismo. Pero en el fondo, él sabía que aquellos dos siempre hacían eso sólo porque, en secreto, se gustaban.
Ken pensaba que era simple y llana atracción física. Claro que no entendía muy bien que le veía Hyde a Tetsu, pero a la vez entendía perfectamente el gusto de Tetsu por Hyde.
Y otra cosa eran sus personalidades, a juicio de Ken, totalmente incompatibles. Hyde era muy volátil, libertino, sensual, descarado... y Tetsu centrado, recto, ingenuo, y pare de contar.
Completamente distintos.
Claro que, el moreno no contaba con que la teoría de los polos opuestos se aplicara a sus dos amigos y compañeros de banda. Así que su impresión fue casi de infarto cuando presenció la anteriormente mencionada declaración de amor.
Hyde y Tetsu estaban discutiendo de frente, a menos de un metro de separación entre ellos, mientras que Ken se hallaba sentado en un sillón algo próximo a ellos. El guitarrista, cansando de la gritería estuvo a punto de intervenir cuando Hyde tomó a Tetsu por la camiseta y lo acercó hasta él.
El moreno pensó que lo iba a golpear, así que se levanto rápidamente, pero se quedo estático a menos de un metro cuando Hyde cortó las distancias y aplastó los labios de Tetsu con los suyos.
Luego de casi un minuto de tensión y silencio, Hyde comenzó a mover los labios y para el asombro de Ken –el cual estaba a punto de desmayarse– Tetsu cerró los ojos y tomó a Hyde por la cintura, apegándolo más a su cuerpo.
Lo demás es historia.
Las tontas e infantiles discusiones nunca se repitieron.
Ahora eran reemplazadas por disputas amorosas basadas en celos y problemas maritales, pero éstas tenían el mismo final cursi que Yukihiro y Ken evitaban a toda costa presenciar; demostraciones de cariño incondicional y apasionados besos entre Hyde y Tetsu.
Y no es que lo hicieran en presencia de todo el mundo, sólo se lo permitían en frente de sus compañeros de banda y otros amigos que supieran sobre su relación.
Pero nos desviamos mucho de la historia. La historia de Hyde y Tetsu, aunque muy apasionada, no nos interesa en esta ocasión. Lo que verdaderamente nos interesa es: ¿Por qué Yukihiro golpeó a Ken?
El asunto era que Ken, al ver que todos los problemas de sus dos amigos se habían ido en tal agresivo, demandante y apasionado beso, quedo maravillado ante el poder de éste y concluyó que aquella forma de declaración de amor era la más sorprendente, emocionante y “guay”.
Había decidido que cuando se enamorara, se lo demostraría de esa manera. Pero Ken nunca se imaginó que nunca tendría oportunidad alguna.
Luego de divorciarse, salió con un sinfín de modelos y artistas del medio, y si no le era suficiente, con chicas que eran parte del staff. Y aunque si se involucro románticamente con alguna de ellas, nunca pudo llevar a cabo –como él lo llamaba– el “Beso de la Verdad”, ya que ellas siempre estaban demasiado confiadas y cómodas con el moreno.
Nunca tenía problemas con ellas antes del noviazgo, nunca tuvo que aclarar nada, era algo que les salía natural entre ambos. Claro, los problemas comenzaban luego de definir la relación, ya que los celos de ellas estaban a oferta de dos por uno.
Ken se agobiaba ya que con todas sus relaciones con mujeres era lo mismo. Primero era todo perfecto, y ya cuando eran novios, amantes o amigos con derechos –si, Ken tenía toda una gama de donde escoger– ellas comenzaban a celarlo y a querer controlarlo.
Y no, él nunca permitiría que una mujer lo controlara, y menos una tan insegura que sintiera celos por cada mujer que Ken se volteara a ver. Porque él sabía que no había nada de malo en ver, ¿verdad?
Como sea, luego de todas estas decepciones, y sin aun poder experimentar el anhelado “beso de la verdad”, cayó en cuenta de una condición indispensable que debería haber para poder llevar a cabo esto; el objetivo de su afecto debía ser hombre.
Estaba más que claro, por eso había funcionado perfectamente entre Hyde y Tetsu. Entre ellos había esa tensión inevitable, ese algo que los hacía mirarse desde lejos sin poder demostrar lo que sentían, que les hacía sentir impotentes al no poder hablar con sinceridad y decirse lo que sentían. El ser ambos hombres cambiaba todo.
¡Sí, esa era la clave de todo, y Ken la había descubierto!
Y entonces llegó otro problema; él no tenía ningún gusto por su mismo sexo. Ok, si fuera con Hyde, Ken no tendría mayor problema, pero ya Hyde estaba con Tetsuya, así que era más que obvió que no debía fijarse de él. Pero entonces, ¿con quien lo iba a intentar?
Fue entonces cuando, en esos días que se la pasaba analizando las posibilidades de enrollarse con algún hombre conocido, se fijó en el sonrojo que adquirían las mejillas de Yukihiro cada vez que este último presenciaba los intercambios de amor entre Hyde y Tetsu.
El rostro pálido del baterista se tornaba de un hermoso rosado, lo cual le daba una apariencia tan tierna e inocente, que… ¡Oh Dios! Ken se quería golpear por haber sido tan ciego.
Luego del hermoso sonrojo, vino la sonrisa de Yukihiro. El moreno se dio cuenta de que era muy hermosa, y que a pesar de la timidez del baterista, éste sonreía muy a menudo.
Para completar, Ken podía afirmar con seguridad que el rubio era realmente muy maduro. En varios momentos de su amistad, Yukihiro le había aconsejado, y siempre sus consejos eran buenos y acertados.
En total, el baterista era un digno ejemplar para ser tomado en consideración para intentar su plan, pero antes que nada, tenía que acercarse a él. La diferencia entre ellos dos, y las antiguas relaciones de Ken con mujeres, era que ambos ya eran amigos desde el comienzo, así que tenía que intentar ir cambiando eso lentamente para llegar a una relación más íntima y de connotación amorosa.
Así que trazando un pequeño plan, el cual sólo se trataba de salir con el rubio lo más posible, empezó a buscar oportunidades y se les vio saliendo juntos en varias ocasiones. En otras, uno se quedaba en la casa del otro y así. Ken ayudaba a Yukihiro con la guitarra, y Yukihiro a Ken con la batería. Todo iba viento en popa.
Todo era perfecto.
Y Ken comenzó a asustarse. Ya se podía dar cuenta de que el rubio se ponía nervioso o rojo cuando él se acercaba, y más aun cuando lo tocaba o lo abrazaba en broma. Ken estaba seguro de que Yukihiro estaba enamorado de él, pero… ¿Por qué no había tensión entre ellos? ¿Por qué no discutían ni una vez?
Se dio cuenta de que el rubio era un alma pacifica, y estaba seguro de que pensaba como un mártir; no le importaba estar enamorado en secreto siempre y cuando Ken estuviera junto a él. Y no, Ken no iba a permitir que Yukihiro siguiera con ese juguito pacifico que sólo lo cabreaba.
El moreno comenzó a tratar de forma más ruda al rubio. Al principio llegaba tarde a sus citas de trabajo, luego no llegaba, luego lo dejó de llamar. Empezó a evitarlo, pero luego iba directamente a él para contarle mentiras sobre que no había ido a sus citas porque había conocido a una chica, y esas cosas, sólo buscando que Yukihiro se pusiera celoso. Pero era inútil, el rubio no decía nada que coincidiera con las expectativas de Ken, simplemente decía que él lo entendía, que no había problema, etc.
A este punto Ken no sabía hacer, así que puso en marcha el plan… ¿B? Habían sido tantos que ya ni él recordaba cual era. Pero básicamente se trataba de buscar discutir con Yukihiro sobre cualquier cosa. Y se vio discutiendo de temas tan tontos que Yukihiro sólo reía y le daba la razón, como para no seguir con aquel juego. Ken estaba condenado, así que decidió no esperar más.
Ahora sabía que Yukihiro estaba enamorado de él, y Ken también sentía cosas por él.
Mierda, ¿a quien quería engañar? Ken estaba loco por Yukihiro; él era tan maduro, comprensivo, de buenos sentimientos, talentoso, y un sinfín de cosas más que no podía dejar de soñar día y noche de cómo sería tener un relación con él –además de soñar con hacer cosas que aquí no mencionaré–.
Y entonces llegó su oportunidad, y un día que estaban los dos solos en la sala de ensayos esperando que Tetsu y Hyde llegaran, Ken comenzó a discutir sobre una canción que Yukihiro había compuesto. El moreno alegaba –más bien mentía– que la canción era mala y que era mejor no incluirla en el nuevo álbum. Y aquello si era algo que Yukihiro no podía soportar. Anteriormente había estado en una banda que no quería usar sus composiciones y no deseaba que se repitiese la misma historia. Así que se enojó mucho con el moreno, comenzaron a discutir, y en el momento menos inesperado, Ken se acerco a él, lo haló por la camisa, y estrelló sus labios en los del rubio.
Pero, ¡Oh, Sorpresa! El rubio no aguantó ni un segundo eso, e inmediatamente empujó al moreno y le dio un fuerte puñetazo en el ojo, tirándolo al piso.
–¡¿Qué hiciste que?! –le gritó Tetsuya.
Si, mientras les contaba toda la historia, Ken le explicaba a Tetsu lo que había hecho, y claro, su líder no se la creía.
>>Ken… ¿Cómo pudiste ser capaz? Yukihiro confía en ti y así le pagas.
–Esto no tiene que ver con la confianza Tet-chan, yo estoy enamorado de él y se lo quería demostrar.
Tetsuya aun pensaba que era un sueño o alguna alucinación por comer lo que preparaba Hyde. Que Ken se enamorara de Yukihiro era casi tan imposible como que… que… que Hyde estuviera sólo con un hombre… ¡Oh! Si ponía las cosas así era todo muy posible.
–Pero Ken-chan, esa no era la manera ideal de confesarle lo que sentías.
–Funcionó para ti y para Haido… ¿Por qué no lo funcionaría para Yukihiro y para mí?
–¿Por eso fue que lo hiciste? ¿Por lo que Doiha-chan hizo hace unos años? Por Dios, Ken escogiste el peor ejemplo de todos.
Y ante el rostro confundido del guitarrista, Tetsuya agregó:
>>Ken, a mi no me gustó cuando Haido hizo eso –Admitió el bajista, mirando seriamente a Ken.
–Pero le correspondiste.
–Si, pero… mira, cuando me besó no sabía si lo hacía sólo para callarme, o porque de verdad le gustaba. Y aunque tenía mis dudas, simplemente me dejé llevar porque estaba enamorado de él. ¿Entiendes? Puede ser que a Yukihiro no le haya gustado esto porque no entendía que querías de él exactamente.
–Pero… ¿no está claro?
–Ken, estábamos hablando de ti; eres él más bromista de todos, hasta Haido tiene mas credibilidad que tú, y me disculpas por ser tan crudo.
El moreno no podía decir nada más, ahora si la había cagado, había metido la pata tan profundamente que ni él sabía si podría volver a sacarla. Había arruinado las cosas con Yukihiro de tal manera que de seguro éste no le volvería a dirigir la palabra otra vez.
>>Ve a buscarlo.
–¿Eh?
–No te hagas el bruto Ken, o al menos no más de lo que eres, ve a buscarlo, discúlpate con él y explícale bien todo.
–Pero, Tetsu... yo…
–Ningún ‘pero’ Kitamura… Haido me avisó que Yukihiro está en el estacionamiento fumando –dijo revisando su celular–, ve con él y háblale. Es una orden como tu líder y jefe Ken, no voy a permitir que mañana además de que te vean con ese ojo morado, se den cuenta de que hay problemas entre Yukihiro y tú.
Y sin esperar más regaños de su líder, Ken salió con pereza de la cafetería, como si no quisiera llegar a su destino, el cual estaba realmente muy cerca. Cuando por fin el ascensor descendió hasta el estacionamiento subterráneo, Ken pudo divisar a Yukihiro sentado en la capota de su automóvil fumando con calma, mirando hacía el frente sin percatarse de la presencia del guitarrista.
El moreno caminó por un lado hasta llegar al auto sin alertar a Yukihiro, y sin esperarlo mucho le habló.
–Yukkie…
Pero el rubio casi se ahoga con el humo del cigarro, y éste salió volando hasta caer en el piso, a la vez que Yukihiro volteaba hasta donde había venido la voz.
Ken se regañó internamente por haberlo sorprendido de tal manera, y antes de que el rubio reaccionara de mala manera, decidió hablar de nuevo.
>>Disculpa Yukkie, no quise asustarte… y sobre lo de hace rato, yo…
–Perdón.
–¿Qué? –fue lo único que dijo Ken, no entendía porque Yukihiro se disculpaba.
–Tu ojo. Perdón… no quería golpearte ahí. Supongo que en el momento estaba tan sorprendido que apunté mal. –Dijo el rubio sin mirar a Ken a los ojos.
El moreno esbozo una débil sonrisa y se atrevió a tocar a Yukihiro del brazo para llamar su atención e instarlo a que lo mirara.
–Yukkie, no te preocupes, es toda mi culpa, no debí hacer eso. No quería importunarte Yukihiro, en serio.
Yukihiro lo miraba serio sin decir nada. Aquella mirada puso nervioso a Ken, pero la sostuvo, hasta que el rubio intervino.
–Mañana tu ojo se pondrá morado, Tet-chan se enojará conmigo.
–Nada que unos lentes oscuros no solucionen, y además me veré muy guay y misterioso con ellos.
El rubio sonrió levemente ante el comentario, y Ken se alivió por el cambio de actitud.
–Y yo que tenía planeado pegarte en la boca, ¿Cómo hubieras hecho?
–Pues usaría un tapabocas, y todo el mundo se apiadaría y me consentiría pensando que estoy enfermo. –Dijo el moreno guiñándole su ojo sano a Yukihiro.
Este último movió su brazo para soltarse, y esbozando una leve sonrisa comenzó a caminar, rumbo a los ascensores.
–Volvamos, Tet-chan se enojará si seguimos perdiendo el tiempo.
–Yukkie-chan, por favor, perdóname. –Le pidió el moreno, sin moverse aún de su lugar.
–¿Por qué lo hiciste? –Le preguntó, sorprendiendo a Ken.
–Yo… bueno, tú… Tú me gustas Yukihiro. –Dijo, con un leve sonrojo.
Yukihiro no dijo nada, pero una vez más sonrió, y ampliamente, para sorpresa de Ken.
>>Discúlpame, pero es en serio, –le dijo Ken, pensando que el motivo de la gracia de Yukihiro era que no creía en lo que le decía– Realmente me gustas… estoy enamorado de ti, pero yo… no sabía como demostrarlo y yo…
–Ken… ya, entiendo. –Le respondía Yukihiro, incrementando el número de sorpresas del día para Ken–.
–Entonces, ¿están bien las cosas entre los dos? ¿Seguimos siendo amigos?
–¿Yo te gusto, no?
–Si, me gustas mucho. –afirmó sin entender a que venía esa pregunta.
–Entonces dudo mucho que podamos ser amigos Ken. –Y antes de que Ken terminara de poner el rostro triste, agregó–: Los amigos no se dan golpes ni mucho se besan. Así que la próxima vez, intenta demostrármelo de una forma más… adecuada. Sabes que prefiero que me hablen claro. Y puedes estar seguro de que no te golpeare.
El cerebro de Ken hizo “click” y entendió exactamente a lo que se refería Yukihiro.
Y sin agregar nada más ni intentar probar más su suerte, caminó tras el rubio para esperar el ascensor e ir a reunirse con sus compañeros.
Había estado claro todo ese tiempo, para un alma pacifica como la de Yukihiro no era buena idea demostrar de esa manera sus sentimientos, y menos viniendo de Ken. El moreno debía expresarle claramente con palabras y acciones lo que sentía.
Y así fue, semanas después Ken reunió nuevamente valor y, mientras Yukihiro y él ensayaban en la casa del primero, le dijo todo lo que sentía.
Pero… eso y todo lo que sucedió luego de la segunda confesión, es otra historia, que quizás luego se las cuente.
Fin
si no lo hicieras...
?