~A New Color ~  L'Arc~en~Ciel Forum

Capítulo 17, EVANESCENT

« Older   Newer »
  Share  
GianChan
view post Posted on 5/12/2012, 06:48




***

SPOILER (click to view)

¡Atención!


Esta capitulo contiene escenas explicitas de sexo entre hombres.
Si no estas de acuerdo con esto, o tienes miedo a traumarte, te recomiendo no seguir leyendo.



***





Capítulo n°17: EVANESCENT




-¿Estás seguro de esto?
-Ya escuchaste a Haido. Ellos se marcharán hoy mismo y nosotros también. Ahora más que nunca Tet-chan nos necesita.

Yukihiro se encontraba sentado en la cama viendo como Ken empacaba un poco de ropa en un pequeño bolso de viaje.

-¿No crees que sería mejor que los esperáramos acá? No quisiera importunar a Tetsu, esto debe ser muy difícil para él.
-Y por eso mismo Yukkie, tenemos que ir a apoyarlo.

El rubio suspiró con cansancio ante la respuesta de Ken.

-Mira, si no quieres ir está bien. Pero realmente significaría mucho para mí si me acompañaras. Y no sólo para mí, estoy seguro de que Tetsuya te lo agradecerá.
-No me lo vas a hacer tan fácil, ¿verdad?
-No entiendo por qué te es tan difícil.
-Simplemente no me quiero involucrar. Esto es entre Ayana y Tetsu. Y bueno… de cierta forma Haido-kun también está involucrado. Pero tú y yo…
-Tú y yo somos sus amigos, y no me sigas replicando, por favor. ¿Eso es todo lo que llevarás? –Le preguntó Ken señalando unas cuantas prendas dobladas en una de las esquinas de la cama.

Yukihiro asintió y el moreno buscó el morral del rubio en el closet y las guardó todas.

La noche anterior el rubio le había contado toda la verdad a Ken acerca de lo que Hyde le había confesado. Ken se preocupó mucho e inmediatamente llamó al cantante. Éste le había dicho que ya se lo había contado todo a Tetsuya y que al otro día partirían a Kyoto para ir a hablar con Ayana.

Hyde acompañaría a Tetsu ya que se sentía responsable por lo que le pasaba a la joven. Por su lado, Ken y Yukihiro llegarían un poco después. No le habían expresado a Tetsu su decisión para que este no se opusiera.

El baterista, aún sentado en la cama veía como Ken terminaba de empacar todo. El moreno diligentemente se puesto en la tarea de arreglar el equipaje de ambos. Aunque no pretendían estar más de dos días en Kyoto, empacaron ropa suficiente para cuatros días.

Ken entró al baño y en unos minutos cargado de todos los artículos de higiene personal de ambos. Y entonces vio el tubo de lubricante y los condones en manos de su amante y no evitó volver a hablar.

-Espero no estés pensando que vamos de “Luna de miel” o algo similar.

El guitarrista, al quedar en evidencia se sonrojó levemente, pero no por eso dejó de guardar todo los artículos en uno de los bolsos.

-Pensé que podríamos matar dos pájaros de un solo tiro.
-Eres muy predecible, Kitamura.
-¿Qué tiene de malo? Podemos salir a pasear un poco por lo alrededores. Tengo mucho tiempo que no voy a Kyoto. Hay muchas partes a las que podríamos ir.
-Se supone que vamos a apoyar a Tet-chan, no a divertirnos.
-Pero podemos salir cuando él esté ocupado. ¿No te gustaría? Ir a algún templo, las aguas termales... tener sexo en algún jardín...
-¿Tener sexo en…? ¡¿Estás loco?! –Le gritó Yukihiro, pero no del todo molesto, mas bien se estaba divirtiendo mucho con las ocurrencias de Ken.
-¡Oh, está bien! Y yo que ya tenia planeado todo… pero me temo que Haido escuchará lo ruidoso que eres durante el sexo.

Ahora el sonrojado era Yukihiro. Ken no se lo había comentado antes, pero no por eso el desconocía que si llegaba a ser demasiado… expresivo. Su pena no pasó hasta que analizó bien lo que Ken le dijo.

-Espera… ¿pretendías que tuviéramos sexo con Haido en la habitación contigua?
-Supongo que nos hospedaremos en la casa de los padres de Ayana, ¿no?
-¡Claro que no! ¿Y creías que iba a estar contigo si nos hospedábamos ahí? Que poco me conoces…
-Cuando te dan ganas… -Ken no pudo terminar la frase porque Yukihiro le lanzó uno de los cojines de la cama en la cara.
-Escucha bien, nos hospedaremos en un hotel. No quiero molestar más de lo que haremos justamente por culpa de tu insistencia de ir.

El rubio abandonó la habitación dándole a entender que no discutirían más. Ken, que aun seguía guardando las prendas recordó que tenía que hacer algo antes de partir.

-¡Yukkie-chan! ¿Qué vas a hacer?
-Preparar café… -le gritó el baterista desde las escaleras. -¿Quieres?
-No, ven acá un momento por favor.

Haciendo caso, Yukihiro subió nuevamente sin sospechar que quería el moreno.

-¿Pasa algo? –Preguntó desde la puerta, sin atreverse a entrar.
-No, nada… ven acá y siéntate por favor.

El baterista examinó la situación. El bolso de Ken y su morral ya estaban en el piso listos y el moreno estaba parado a un lado de la cama con aire misterioso.

-¿De qué clase de juego sexual se trata?
-De ninguno Yukkie, siéntate por favor. –El rubio obedeció y Ken le habló nuevamente, extendiéndole su mano. –Ahora dame tu mano.
-¿Solo eso? ¿Seguro que no tengo que cerrar los ojos y abrir la boca?
-¡Yukkie! No sigas… sólo me das ideas y luego te quejas.

Yukihiro se estaba divirtiendo. Molestar a Ken ya se había vuelto una de sus costumbres.
Y para no impacientarlo más, le acercó su mano.

Ken se la tomó y por unos momentos, la acarició con los dedos.

El rubio se puso algo nervioso por la actitud extraña del moreno, pero todo pasó rápidamente cuando vio que Ken sacaba una lima de uñas y comenzaba a arreglarle las uñas.

-¿Qué… qué haces? –Dijo Yukkie, sin entender nada.
-¿No es obvio?
-Si, pero me refiero a por qué lo haces.

Ken, ocupado en su labor de dejar las uñas de Yukihiro lo más prolijas posibles, respondió con calma la pregunta.

-Ya sabes que me encantas. Adoro estar contigo, tu cuerpo, y todo lo que venga de ti. Pero sinceramente, creo que no soportaré una noche más contigo clavándome las uñas en la espalda.
-¿Te lastimé mucho? –En este punto, Yukihiro estaba completamente avergonzado.
-No lo sé realmente, no tengo ojos en la espalda. Pero si duele.
-Ken-chan… discúlpame. Me lo hubieras dicho.

El guitarrista dejó a un lado la mano ya lista y Yukihiro le pasó inmediatamente la otra para que la dejara igual a su compañera.

-¿Y cometer la estupidez de interrumpirte cuando más inspirado estabas? Ni loco.

A pesar de la broma, Yukihiro no podía sonreír.

-No te preocupes Yukkie-chan. Si es por ti, aguanto lo que sea. Pero si puedo hacer algo para remediarlo pues mucho mejor, ¿no crees?

Ken terminó con ambas manos y Yukihiro se levantó de la cama, tomó el rostro del moreno y rozó levemente sus uñas en las mejillas.

-¿Mejor?
-No lo sé. –Le dio un corto beso. –Esta noche lo descubrimos, ¿si?

El baterista lo empujó a un lado para salir nuevamente de la habitación, simulando falsa molestia.

-Será mejor que nos demos prisa.
-¿Vas a desayunar?
-No. Prefiero esperar a llegar, ¿y tú? ¿Te preparo algo? –Le preguntó el rubio, en el umbral de la puerta de la habitación.
-No te preocupes, comeré algo en la estación.

Yukihiro asintió, aliviado de cierto modo ya que no tenía ánimos de meterse en la cocina a esas horas.

Media hora más tarde partirían rumbo a la estación.


………………………………………………………………………………………………….




El timbre sonó por tercera vez y la muchacha de servicio le abrió al fin. Al pasar, Kiyoharu lo estaba esperando en el recibidor.

-Pasa. Kei-chan, ¿recuerdas donde queda el cuarto de juegos? Sora y Hikari te están esperando. –Le dijo al pequeño niño que traía consigo un oso de peluche.

El niño salió corriendo en busca de la habitación que recordaba y la sirvienta fue detrás de él para que no se perdiera en la casa.

-Gracias por cuidar a Kei.
-No tienes que agradecerme. Él y mis hijas se llevan muy bien así que es un placer para mí.

Haido, cruzó el recibidor hasta entrar a la sala, y se sentó en uno de los sillones.

-No me daba tiempo de pedirles a mis padres que lo cuidaran.

Kiyoharu lo imitó, sentándose en el sillón contiguo.

-¿Y por qué tienes que ir también?
-Ya te lo dije, soy en parte responsable de esto. –Respondió algo cansando, cerrando los ojos y masajeándose las sienes.
-No, no lo eres. Todo fue culpa de Ogawa.
-Kiyo, entiende. No puedo hacer como si tuviera que ver. Fui yo el que estuvo con Tetsu todo este tiempo, y justamente por nuestra relación sucedió esto.

Kiyoharu estaba molesto, y Hyde podía darse cuenta fácilmente de eso. Este último, entendía que estuviera celoso, pero más de una vez le había aclarado que entre Tetsuya y él ya no había nada.

-¿A que hora te marcharás?

El silencio había durado escasos unos minutos, y Hyde estaba aliviado de que Kiyoharu lo rompiera.

-Dentro de una hora, quedé con verme con Tetsu en la estación a las diez para llegar al mediodía a Kyoto. Y anoche hablé con Ken y junto con Yukihiro llegarán más tarde.
-¿Y cuando volverás?
-Eso si no lo sé. Espero que sea máximo dos días.

El más alto se paró, y tomó a Hyde de la mano para que lo siguiera.

-¿A donde vamos?
-Quiero que te despidas de mí como es debido.

Hyde pudo ver como Kiyoharu le decía a una de las mujeres de la servidumbre que no los molestarán y que se encargaran que sus hijos no salieran del cuarto en donde estaban, y aun tomados de la mano, el alto cantante llevó a Hyde hasta su habitación.

-Kiyoharu yo…

Una vez adentro, Kiyoharu lo calló con un beso demandante que hizo que Hyde se sintiera nuevamente como en su juventud.

-No deberíamos.
-Estamos en mi casa, no te preocupes por nada. Nadie lo sabrá.
-No es eso…

Kiyoharu nuevamente lo silenció con otro beso, mientras le quitaba parte de la ropa al más bajo.

Y a pesar de las reservas de Hyde, terminaron en la cama.

Kiyoharu tomó a Hyde por la cintura y lo posicionó en la mitad de la cama para luego el colocarse encima y comenzar a frotar lentamente sus miembros, que aun estaban cubiertos por la ropa interior.

El más pequeño, intentaba contenerse un poco, no trataba de tomar la iniciativa, pero Kiyoharu estaba siendo muy sensual y lo estimulaba de forma sublime en los lugares más sensibles de su cuerpo, haciendo que este empezara a dejar atrás todo el pudor y comenzara a responder de forma más positiva.

Hyde comenzó a acariciar el delgado cuerpo de su amante, bajando sus manos por torso hasta las caderas, para luego ayudarlas a moverse con un ritmo más rápido y así no acabara tan pronto el delicioso roce.

Tenía miedo de gemir muy fuerte, aunque sabía que esa habitación estaba lejos del cuarto en donde estaban los niños, no quería arriesgarse.

La luz del sol de la mañana se colaba entre las pesadas cortinas carmesí de la lujosa habitación, haciendo que se sintiera más incomodo, más expuesto. Hyde solamente se había dado el gusto de tener sexo mañanero con una sola persona, y esa no era la que le estaba dando placer en ese momento.

De repente, recordó porque había ido a esa casa y las caricias dejaron de sentirse bien.

Sus manos se resbalaron sin fuerza de la cintura que sujetaba para caer a ambos lados de su cuerpo, inertes.

Kiyoharu se dio cuenta del cambio mientras seguía con el movimiento. Al subir la mirada vio el rostro de su pareja serio, mirando hacia un lado. La excitación de hacía unos momentos se había acabado por completo. Sin saber exactamente que pasaba, intentó compensarlo de alguna manera y bajó su rostro para comenzar a besarlo en el pecho, lamer sus pezones, morderlo un poco en el cuello… cualquier cosa que lo excitara de nuevo.

Hyde, aun más incomodo que antes, se removió con fastidio para quitarse a Kiyoharu de encima, pero este último no se lo hizo tan fácil.

-¿Qué te sucede? –Le dijo, sujetándolo de lo brazos para que no se fuera sin que respondiera.
-No me siento bien… -respondió de forma evasiva, sin mirarlo a los ojos.
-La estabas pasando bien.
-Si, pero ya no. No puedo Kiyoharu, no ahora. –El cantante entendió perfectamente la razón del problema de Hyde y eso hizo que se molestara más.

Con rabia, soltó a Hyde y este, al darse cuenta del enojo de Kiyoharu, se bajó rápidamente de la cama y comenzó a buscar sus ropas.

-Es una mierda. No puedes sacarte de la cabeza al maldito Ogawa ni por un minuto.

Ese comentario, y justamente en ese tono hizo que la sangre de Hyde hirviera como nunca lo había hecho. Tomó los pantalones del más alto y se los tiró con ira cuando este aun estaba de espaldas sentado en la cama.

Al parecer usó la fuerza suficiente, porqué Kiyoharu emitió un quejido al sentir la hebilla de la correa golpearle en la espalda.

-Aquí la única mierda eres tú. Te he explicado claramente lo que está pasando y tú solo buscas eso como una excusa para acostarte conmigo.

Kiyoharu se bajó de la cama para vestir su ropa también, y a la vez enfrentarse a aquel demonio.

-¡Por Dios, Haido! No eres ninguna damisela ni nada parecido. Ambos somos hombres mayores, tener sexo no debería ser problema. Sólo quería estar contigo. ¿Para qué diablos estamos saliendo si no es para estar juntos?

Y a pesar de que una parte de Hyde decía que Kiyoharu tenía razón, la otra parte se negaba y sólo pensaba en Tetsu.

-Quizás para ti sea así, pero para mi no. Y deberías respetar eso. –Le dijo seriamente, con los ánimos un poco más calmados. –Cuida a Kei-chan, por favor. –Añadió una vez que terminó de vestirse.

-Haido…

Kiyoharu intentó retenerlo, llamándole y tomándole del brazo, pero éste lo empujó sin reservas y salió de la habitación sin esperar a nadie.

Una vez rumbo a la estación, Hyde se arrepentía en ese momento de haberle confiado su hijo a Kiyoharu. En un futuro, lo seguiría haciendo.


………………………………………………………………………………………………….




Yukihiro, completamente vestido de negro, con una gruesa bufanda tapándole el rostro, sus acostumbrados lentes para leer y su clásico gorro negro, llegó al fin a la estación, acompañado de Ken, quien también iba bastante abrigado, con un gorra y su abrigo marrón, y una bufanda beige.

La idea era pasar desapercibidos para no llamar la atención en el viaje. De momento, estaba funcionando.

Luego de comprar los pasajes en la estación del Nozomi Super Express Shinkansen, se dirigieron para abordarlo. La salida estaba pautada para dentro de unos veinte minutos.

Yukihiro le había comentado a Ken que Hyde le había llamado, y que Tetsuya y él ya estaban en Kyoto.

Al rubio, aun le parecía estúpida la idea de ir a Kyoto a intervenir en una asunto ajeno, pero a la vez, entendía el punto de Ken y que él, como su pareja y además amigo de Tetsu, debía acompañarlo.

Al entrar al tren, y guardar sus bolsos en el portaequipaje de arriba de los asientos, Yukihiro tomó asiento del lado de la ventanilla, dejándole a Ken el lado del pasillo.

El moreno se quitó su abrigo tirándolo en su asiento, cuando su teléfono comenzó a sonar. Yukihiro reconoció el tono de mensaje, y tomó el aparato de unos de los bolsillos del abrigo para pasárselo a Ken.

-Gracias Yukkie… -Le dijo, mientras leía el mensaje.

El baterista se dio cuenta de que la expresión de Ken había cambiado y se sintió bastante curioso por la persona que le envió ese mensaje.

-¿Pasó algo?
-¿Eh? –Respondió algo despistado. –No, no… no es nada. Ya vengo… voy por un café. ¿Quieres algo?
-No, gracias. Vuelve rápido, ya vamos a partir. –Le respondió el rubio, algo extrañado con la actitud de Ken.

El guitarrista salió corriendo del tren para volver a la estación, y comenzó a buscar un rostro en particular entre la gente.

“Espero que tengas buen viaje, Ken-san
Estoy en la estación, si puedes sal del tren y ven a hablar conmigo.”


No era común que recibiera ese tipo de mensajes de él.

-¡Ken!

Volteó al llamado y vio al alto cantante haciéndole señas con la mano para que lo reconociera.

-¿Qué haces acá? ¿Cómo sabías que…?
-Haido me lo dijo todo. Y cuando dijo que Awaji-san y tú saldrían a esta hora pensé en venir a buscarte. Los vi llegar hace rato, pero no quería que Awaji me viera.
-¿Para? –Preguntó confundido Ken.
-No nos habíamos visto desde hace días. Y además, tengo que darte tu regalo de cumpleaños todavía.
-¿Hablas en serio? –Volvió a preguntar el moreno, bastante divertido con la situación. Que Kiyoharu fuera a la estación sólo a darle su regalo de cumpleaños lo hacía sentir… alagado.
-Pues claro –Dijo mientras buscaba en su bolso cruzado el regalo envuelto. –No quería desaprovechar la oportunidad.

El castaño sacó del bolso algo que Ken reconoció como un libro, envuelto en un papel azul oscuro con un lazo plateado a juego.

-Espero te guste y lo uses mucho. Felicitaciones. –Le dijo mientras le acercaba el regalo.
-Gracias… -dijo Ken poco convencido, algo confundido. ¿A qué se refería Kiyoharu con usar?
-Ya pues. ¡Ábrelo!

Y con la curiosidad a millón, Ken despegó el papel de un lado, rompiéndolo en el proceso. Cuando sus ojos leyeron el titulo de la portada y su mente lo tradujo, todo cobró sentido.

-Esto… ¡¿Cómo me regalas algo así?!
-Estoy seguro de que lo necesitarás, Ken-san. –Le respondió el castaño entre una poco disimulada risa.

Con el sonrojo más fuerte que nunca, Ken intentó tapar la cubierta del libro nuevamente con el papel de regalo.

-Espero que Awaji y tú lo disfruten –volvió a intervenir Kiyoharu, divertido por la actitud nerviosa de Ken. -Me costó mucho encontrarlo acá en Japón, así que lo pedí de afuera. Está en ingles, pero los gráficos hablan por si solos.
-Para con eso ya, Haru-san. –Le respondió Ken, bastante apenado, pero a la vez feliz. Que el castaño tuviera un detalle así, le parecía algo genial, después de todo.

Ken estaba empezando a sentir algo de frio, había salido del tren tan solo llevando su gorra y la bufanda, pero el sweater que llevaba no ayudaba mucho. Mientras que Kiyoharu iba adecuadamente vestido con una gruesa chaqueta y además, se calentaba las manos con un vaso de café que había comprado hacía unos minutos en una de las cafeterías de la estación.

-Y entonces… ¿Es verdad lo de Ogawa?
-Haido te lo contó, ¿verdad? –Preguntó el moreno, entendiendo inmediatamente el otro motivo por el cual venía a verlo a la estación. -Parece ser real. No sé mucho en realidad, apenas me enteré ayer.
-¿Y exactamente que irán a hacer todos en Kyoto? ¿Amenazar a la mujer para que diga la verdad?
-Por supuesto que no. Lo más seguro es que cuando Sakai-san le diga la verdad a Tet-chan, él necesite nuestro apoyo.
-Y lo más seguro también es que Ogawa dejará a su esposa.
-No lo sé. No tengo idea. –Mintió Ken. Aquello no era del todo verdad. Algo en él le decía que justamente eso haría Tetsu.
-Sería tonto pensar que no pasará eso. Y luego de que Ogawa esté separado…

Ken ya sabía a donde iba todo eso. Y se sentía mal por el cantante, a pesar de que quizás era lo mejor para todos.

-Haido volverá con él.
-No sabemos eso, Haru-san. Haido ahora está contigo y él justamente fue el que terminó su relación con Tet-chan.
-Lo hizo porqué Ogawa está casado. Pero cuando deje de estarlo, ya no tendrá razones para estar conmigo.

Kiyoharu no tuvo reservas para sincerarse. Y es que desde un principio sabía que el cantante estaba con él para que Tetsuya no lo buscara más, pero igual no podía negarse a tener sentimientos por él.

-¿Tanto te gusta Haido?
-Siempre me ha gustado. –Confesó Kiyoharu.
-Creo que mientras lo hagas feliz, Haido seguirá contigo.

El castaño se rio un poco por aquella idea de Ken. Y si recordaba el incidente de hace un rato… por más que intento hacerlo sentir bien y feliz, no lo logró.

Y Ken por su lado, se sintió peor por intentar darle falsas esperanzas a Kiyoharu. Porqué él sabía mejor que nadie que Tetsuya y Hyde solo tenían ojos el uno para el otro.

-Es casi imposible que Haido deje de pensar en Ogawa.
-Entiéndelo. Han estado juntos por muchos años, son amigos, compañeros de banda. Han vivido mucho juntos. No puedes pretender que lo olvide. No puede hacerlo.
-Lo sé, eso lo sé. Pero Ogawa prefirió casarse a estar con él. Eso debería ser suficiente para que Haido dejara de quererlo.

Ken estuvo a punto de darle la razón a Kiyoharu, pero no lo hizo. No porque aquello no fuera verdad, sino porqué sabía que había mucho más de por medio entre Tetsu y Hyde. Y que aquel error de Tetsu no impedía que ellos dos se siguieran queriendo.

-No te quito más tiempo entonces. Tu tren ya va a salir.

El moreno volteó a mirar el reloj de la estación y efectivamente faltaban escasos tres minutos para la salida del tren.

Con rapidez se despidió de Kiyoharu. El cantante le dio el café a Ken, diciéndole que él lo necesitaba más ya que había notado que el moreno tenía frio. Y el moreno lo aceptó aliviado, ya que por un momento había olvidado la excusa que le había dicho a Yukihiro.

Ken salió corriendo con café en mano y entró al tren segundos antes de que las puertas cerraran.

En su asiento y mirando hacía atrás, se encontraba Yukihiro bastante preocupado por Ken.

-Tardaste mucho. –Le dijo el rubio a modo de regaño, pero a la vez preocupado, una vez que Ken se sentó a su lado en el tren.
-Había mucha gente en la cafetería. –Le respondió mostrándole su café.

Yukihiro se acomodó mejor en el asiento, y aunque llevaba su PSP en las manos, no tenía ganas de jugar.

-¿Estás cansado? –Le preguntó Ken, al notar que el rubio entrecerraba los ojos levemente.

Con un leve “umm” Yukihiro le respondió. La noche anterior no había podido descansar mucho.

Ken tomó su abrigo y arropó con él a Yukihiro, quien se mostro sorprendido por el detalle.

-Trata de dormir un poco, llegaremos pronto.

Yukihiro le sonrió y se acomodó mejor en el asiento. Debajo del abrigo, buscó la mano de izquierda de Ken para tomarla sin que nadie los viera.

Unos minutos después, Yukihiro se quedó dormido con la cabeza apoyada en el hombro de Ken.

Si bien los viajes en shinkansen eran bastante incomodos, ese sería uno de los mejores viajes que recordaría Ken.


………………………………………………………………………………………………….





Al salir de la estación, Tetsu pidió un taxi para dirigirse de una vez a la casa de los padres de Ayana.

-Yo iré primero al hotel a dejar mi equipaje.
-¿Hotel? Pero si te puedes quedar en la casa de sus padres. Tienen varias habitaciones.
-Creo que no es lo mejor Tet-chan.
-Como quieras. Luego de que te acomodes ve a esta dirección. –Le dijo Tetsuya, dándole un papel con la dirección de la casa de los Sakai.

Hyde aceptó y momentos después pidió un taxi y partió.

Decidió alojarse en un hotel cercano a aquella casa. El taxista lo llevo al Hyatt Regency, y luego de pedir una suite y dejar su equipaje, bajó nuevamente y algo nervioso, tomó otro taxi para ir con Tetsu.

Tetsu por su lado había llegado ya a la residencia Sakai. Los padres de Ayana lo habían recibido sorprendidos, pero alegres de tenerlo en casa. Pero cuando preguntó por Ayana, le dijeron que había salido hacía un par de horas con su hermano menor a almorzar afuera.

-Pero nos gustaría que nos acompañaras a nosotros a comer, Tetsu-kun, ¿te quedaras? –Le preguntó la madre de Ayana.
-Bueno… si, me gustaría. Pero estoy esperando a Haido-san, él también vino.
-El cantante de tu banda, ¿no? No hay problema, también está invitado. –Dijo la señora, bastante alegre de tener a su yerno en casa.

Tetsuya agradeció la invitación, y se disculpo para salir a buscar a Hyde, quien todavía no llegaba.

-¡Tet-chan! –Le llamó Hyde, una vez que vio que el bajista salía de la casa.

El pelirrojo le hizo señas para que entrara, y una vez adentro, el líder presentó al cantante con los padres de su esposa y se sentaron en la mesa mientras esperaban que la suegra de Tetsu les sirviera.

-Ayana salió, pero regresará en la noche.
-Creo que entonces debería irme una vez que ella llegue.
-No Haido, te necesito aquí. Necesito que me ayudes en esto. –Le dijo, a la par que tomaba una de las manos del cantante por debajo de la mesa.

El castaño, asintió, algo incomodo por el lugar en donde se encontraban.

Y pensar que en cuestión de horas el destruiría aquella familia.


………………………………………………………………………………………………….




-¿Un buen hotel? ¿No importa si es muy caro?
-No.
-Entonces el Okura les parecerá grandioso. –Había dicho el taxista, respondiendo la petición de Ken de que lo llevaran a un hotel cercano y bueno.

No tardaron en llegar a dicho hotel. La fachada era imponente y muy elegante, al parecer el taxista tenía buen gusto.

Una vez ya adentro, Ken se acercó hasta la recepción para pedir una habitación. Detrás de él venía Yukihiro, para asegurarse de que el moreno no metiera la pata.

-Buenas tardes. Por favor podría darnos una suite.
-¿Una suite? –Repitió el recepcionista, mirando a la singular pareja.

Yukihiro golpeó a Ken en el costado, para hacer que este se moviera a un lado. Mentalmente se culpaba por no haber hecho reservaciones con anticipación.

-Lo que mi amigo quiso decir es que queremos una habitación doble.

El hombre, divertido por aquella escena tan peculiar, les indicó lo necesario para poder alojarse y al final les dio la llave del cuarto y le pidió a uno de los dependientes que subiera con ellos a la habitación. Había perdido la cuenta de cuantas parejas de hombres que decían ser amigos llegaban pidiendo una habitación doble.

Una vez arriba, en la habitación 507, Ken tiró en una mesa próxima a la puerta su maletín y fue corriendo al baño.

-Si estabas tan apurado hubieras ido al baño de la estación.
-Esos baños dan miedo Yukkie.

Yukihiro recorrió la habitación. No era tan amplia como otras que había ocupado antes. Cuando viajaba con la banda se hospedaban en suites y en los últimos años no compartían las habitaciones.

Las dos camas individuales estaban prolijamente tendidas. Pero no le importaba, después de todo dudaba pasar mucho tiempo en ese hotel.

Yukihiro, cansado como aun estaba, dejó su morral a un lado y se sentó en la esquina de una ellas.

Y sin querer, se fijó en el bolso de Ken, tirado en el piso, el cual se había abierto un poco y dejaba ver un lazo plateado. No recordaba que Ken empacara algo así.

Yukihiro se moría de la curiosidad por saber que era, y a su mente vino aquella frase de “La curiosidad mató al gato”. Pensó que irónicamente, él era el gato en la relación.

Pero luego de reírse por sus tontos pensamientos, se acercó hasta el bolso y sacó aquel lazo. Se sorprendió cuando vio que venía pegado a un papel azul, y se sorprendió aun más cuando vio que el papel envolvía un libro.

-Yukkie, deberías ver el baño, tiene una tina muy grande y…

Ken dejó de hablar cuando vio a Yukihiro ojear aquel libro que le habían regalado hacía unas horas.

-¿De donde sacaste esto? –Le preguntó el rubio, entre sorprendido y molesto.


………………………………………………………………………………………………….




El almuerzo en casa de los Sakai había sido agradable y Hyde lo había disfrutado. Los padres de Ayana eran agradables y su casa tenía un calor de hogar muy reconfortante. El cantante se sentía nostálgico y pensó en su familia, y en lo mucho que tenía ganas de ir a visitarlos junto con Kei.

Se habían sentado en la sala y el suegro de Tetsu les había ofrecido un poco de té, mientras sostenían una charla trivial.

Había comenzado a atardecer cuando se escuchó el “Tadaima” desde la entrada de la gran casa. Hyde puso tenso, y vio como la madre de Ayana caminaba hasta la puerta para recibir a sus hijos.

Al cabo de unos segundos, Ayana apareció en la sala, con una sonrisa en el rostro y el vientre un poco más hinchado de como Hyde la había visto la ultima vez.

-¡Tetsu-san! –Dijo la joven, a la par que Tetsu se levantaba de su asiento y caminaba hasta ella para abrazarla y darle un tierno beso en la mejilla.

Hyde sabía que todo aquello era para aparentar en frente de la familia de Ayana, y eso hacía que se sintiera peor.

Y Ayana, por la emoción de recibir a su esposo en casa de sus padres, no se había percatado de la presencia de Hyde, pero cuando lo hizo su semblante cambió por completo.

-¿Haido-san?
-Buenas tardes Sakai-san.

A pesar de la incomodidad de ambos por la presencia del otro, pasaron largo rato conversando todos reunidos en la sala.

Al cabo de una hora, Hyde anunció que lo mejor sería que se marchaba, y ni siquiera cedió antes las peticiones de la madre de Ayana de que se hospedara en la casa.

Luego de despedirse, Tetsuya lo acompañó hasta la puerta para hablar con él.

-Cuando hable con ella iré a verte.
-No, tienes que quedarte acá con ella. Cualquier cosa tú me llamas y yo vendré.
-Me gustaría que te quedaras más tiempo.
-No puedo, esto tienes que resolverlo tú sólo. No puedo estar presente cuando se lo preguntes, pensará que yo te influencié para lo hicieras.

El líder entendió el punto de Hyde y se despidió, pero antes de que el cantante se alejara del todo le preguntó.

-¿Estás seguro de esto?
-¿De qué hablas?
-Ya la viste. Ella está feliz. No parece estar pasando por eso. ¿Estás seguro de qué no es todo un mal entendido?
-¿Habrías venido hasta acá si tu pensaras que no hay razones para dudar?

Tetsuya se quedó en silencio dándole la razón a Hyde. Pero a pesar de todo el buscaba aunque fuera una vaga esperanza de que lo que dijo Megumi fuera solo una mentira.

Una vez que volvió a la casa, se encontró con que Ayana había subido a la habitación a descansar. Así que decidió que era el momento indicada para hablar con ella. Se excusó con sus suegros y subió para hablarle.

-Tet-chan… ¿Por qué Haido-san vino contigo?

Apenas había entrado cuando la joven ya le estaba abordando con preguntas.

-Le pedí que me acompañara.

Ayana, se veía bastante desconcertada. Sentada en la cama, se acariciaba el vientre con lentitud. A Tetsu casi le dolió verla.

-¿Para qué? –Preguntó seria. La ternura que había tenido hacía unos minutos se estaba esfumando lentamente.
-Para venir a verte, y hablar contigo.
-Me sorprendió tú visita. No me dijiste que vendrías.
-Fue algo de ultimo momento –le dijo, mientras se sentaba a su lado en la cama.
-De todos modos me alegra que estés acá. ¿De que querías hablarme?

La joven le tomó la mano a su esposo y la estrechó con fuerza. Tetsu no pudo soportarlo más.

-Es… es algo complicado.

Tetsu se levantó de la cama intentado buscar una forma adecuada de formular su pregunta. En todo momento su esposa no le bajó la mirada.

-Ayer me dijeron algo que… que me está haciendo dudar.

Después de un largo suspiro, tomó valor y lo soltó de una vez.

-Ayana, tú estás embarazada, ¿verdad?
-Tetsu, ¿Qué no ves? –Dijo riendo levemente, a la vez que se acariciaba el vientre nuevamente.
-Lo que estoy viendo puede que no sea verdad.
-Y entonces… ¿Cuál piensas que es la verdad? ¿Qué es exactamente lo que no ves? –le preguntó la joven, sin perder la calma.

El bajista se alivió de cierta manera de que Ayana se lo estuviera tomando con calma. Y por un momento pensó que todo si se trataba de un malentendido.

-Ayana, sucede que Nagano-san le dijo a Oishii-san que tu medico anterior le había dicho que no estabas embarazada, al menos no de verdad.
-¿No de verdad?
-Dicen que es un embarazo psicológico.

La joven mostró genuina confusión, por un momento. En su mente trataba de procesarlo todo.

-¿Quién te dijo eso?
-Eso no es lo importante ahora. –Dijo el pelirrojo, un tanto nervioso. –Lo importante es que me digas si es verdad o no.
-Tetsu, para mí si es importante saber quien te dijo eso. ¿Confías más en esa persona que en mí?

No podía seguir mintiéndole.

-Si. –le respondió con sinceridad. El rostro de Ayana mostró tristeza.
-Entonces quien te dijo eso, es alguien que debes apreciar y amar más que a mí.

No pudo negarlo.

-Ayana, por favor… tenemos que ir al medico. Si es verdad que lo que te está pasando hay que ir lo más pronto posible. No podemos esperar más. Esto te hace daño a ti.
-¡No! –Le gritó la joven, sorprendiendo a Tetsu por el repentino cambio –No podemos… ellos dirán que es mentira. No creas que eres el primero en decírmelo. Pero Tetsu, ¿Cómo puedo creer eso? Yo lo siento… siento que hay alguien adentro de mi. ¿Cómo puedo ignorar lo que siento?
-Yo te entiendo… entiendo lo que debes estar sintiendo. Pero eso no es normal Ayana… tenemos que ir para que te pongas bien.
-¿Me entiendes? ¿Entonces no me odias?
-¿Como podría...?
-Hace un tiempo que lo sé, que quizás en mi interior no haya nada. Y temía por el día en que el vientre regresara a su tamaño normal sin haber dado a luz. Pero los días pasaban, y yo empecé a sentir que había vida dentro de mi… que quizás los demás estaban equivocados. Decidí quedarme callada y esperar. Y rezar, implorarle a Dios que pudiera dar a luz y darte un hijo. –La joven comenzó a llorar suavemente, pero Tetsu no tuvo el valor de acercarse para consolarla. –Quería darte un hijo, para que me quisieras y te quedaras conmigo. Si no hay niño, ¿Qué haré cuando me dejes?
-No te adelantes U-chan, todavía no sabemos eso. Y yo estaré a tu lado.
-¿Por cuánto tiempo más? –No recibió respuesta alguna, pero los ojos del bajista hablaban por si solos. –Sólo era cuestión de tiempo para que me dejaras, embarazarme solo prolongó las cosas. Pensé que te retendría, pero no fue así. Ahora volverás con él.

La expresión en el rostro de Tetsu era de desconcierto. Y temía por las próximas palabras de Ayana.

-No me mires así. –Le pidió, y bajó el rostro haciendo que sus lagrimas mancharan la falda de su vestido. –Desde hace mucho tiempo lo sé. Te casaste conmigo, pero nunca lo has dejado de ver a él.
-¿Cómo es que…?
-No soy tonta Tetsu. Sé muy bien sobre tu relación con Haido-san. Y él fue el que te dijo todo esto, ¿verdad?
-Si. –respondió finalmente, sin poder prolongar la mentira.
-¿Lo ves? Era alguien en que confiabas, apreciabas y amabas más que a mí.

Ayana levantó el rostro y se mostró llena de lágrimas pero a la vez, sonriendo de forma melancólica.

-Será mejor acabar con esto ya. No creo tener fuerzas para seguir soportándolo.

………………………………………………………………………………………………….




En el piso de la habitación 507, la ropa estaba tirada unas sobre otras en el piso junto con las almohadas, cojines de la cama y el cobertor. Más cercano a la cama, estaba aquel libro tirado boca abajo. El titulo en la portada lo decía todo; “Gay sex for dummies”.

El cuerpo se Yukihiro se tensaba y relajaba con cada movimiento.

Ken estaba embistiendo lentamente en su interior.

Se encontraban ambos en la cama, completamente desnudos, con la piel perlada por el sudor. Ambos acostados de lado, Yukihiro le daba la espalda a Ken, mientras que este lo penetraba por atrás, levantado su pierna izquierda para facilitar el acceso, mientras que con su otra mano, estimulaba el miembro del rubio.

Y por su parte, Yukihiro sujetaba con su mano izquierda la cadera de Ken, intentando hacer que este se moviera más rápido.

-¿Te gusta? –Le dijo el moreno entre los gemidos del rubio.

La penetración lenta le estaba volviendo loco. Yukihiro quería que fuera más rápido, pero a la vez, el placer se prolongaba.

-¿Me gustaría que te vieras ahora? Estás espectacular… tan sexy.

En su mente, el rubio pensaba que Ken estaba hablando demasiado, pero extrañamente escuchaba esa voz nasal bastante estimulante, así que no le molestaba para nada.

-Más… más rápido.
-¿Impaciente? No hay necesidad de terminar tan pronto. –Le dijo Ken, aun moviéndose lentamente, y acariciando el miembro de Yukihiro con destreza, subiendo por toda la extensión de este para luego jugar en la punta con la gota de pre semen que se había formado.

Yukihiro sentía que iba a acabar en cualquier momento si Ken no se detenía.

-Ken… Ken, por favor.

El moreno tomó a Yukihiro por la cintura para ponerlo boca abajo sin dejar de penetrarlo.

-Probemos otra posición, ponte de rodillas con el pecho en la cama.

El baterista, entre gemidos, le obedeció con rapidez.

Ken le tomó de las manos y se las sujetó por encima de la cabeza, mientras que pegaba su pecho a la espalda del rubio y comenzaba a penetrarlo más rápidamente.

Nuevamente, los gemidos inundaron la habitación. Yukihiro sentía a su cuerpo más caliente que nunca, ahora si estaba más conforme con la rapidez de los movimientos de su amante. Sentía el peso de Ken en su espalda y como su sudor se entremezclaban.

El moreno bajó su cabeza para jugar con su lengua en la oreja de Yukihiro, produciéndole más placer.

El rubio movió la cabeza y la escondió en la sabana, intentando amortiguar sus gemidos, pero era imposible. Se ahogaría si lo intentaba por mucho tiempo.

-¿Más rápido? –Le preguntó Ken, recibiendo como respuesta un caliente beso del baterista.

De repente, Ken salió con rapidez del cuerpo de Yukihiro, y tan solo se escuchó un gemido de frustración.

-Ven. –Le dijo Ken, volteando a Yukihiro para besarlo de frente.

El rubio se le vino encima para complacer a Ken también, pero éste no se lo permitió.

-Espera, quiero volverte loco. Ponte frente a la cabeza.

Una vez más, un obediente Yukihiro hizo caso.

-Sujétate de ella. –Le dijo, a la par que le abría un poco más las piernas para tener fácil acceso a su entrada.

Yukihiro, impaciente por saber que haría Ken, gimió con fuerza cuando sintió los dedos del moreno en su interior, moviéndose en varios lados, jugando un poco.

El ano del rubio estaba completamente dilatado, pero a pesar de todo, cuando Ken entró de un solo golpe con su miembro, se sintió estrecho y muy caliente.

Y Ken estaba completamente extasiado por como reaccionaba Yukihiro. Sus gemidos habían alcanzado un tono tal, que parecía que cantaba. Era una canción muy sensual a los oídos del moreno.

Luego de dar un par de embestidas con fuerza, el guitarrista comenzó a buscar en el ángulo adecuado, hasta que los gemidos del rubio se hicieron más intensos y sintió como temblaba su cuerpo. Había dado junto en el punto de placer de los hombres; la próstata.

Siguió empujando su miembro hasta ese punto, disfrutando de las reacciones de Yukihiro. Quizás para Ken, no era suficiente para acabar, pero le encantaba escuchar a su amante tan excitado. Sentir que era él quien le estaba ofreciendo todo ese placer le hacía feliz y le era suficiente.

Ken se asomó por encima de la cabeza de Yukihiro sin dejar los movimientos y vio como tenía los nudillos completamente blancos por la fuerza con la que se sujetaba a la cabecera. Además de la respiración febril, los fuertes gemidos, y los ojos cerrados con fuerza. Sabía que era momento de acabar.

Así que tomó un poco del lubricante que tenía a un lado de la cama y comenzó a masturbar a Yukihiro con rapidez, estimulando todo lo que pudiera a la vez y sin importarle que el rubio manchara la cabecera con su esencia.

El baterista acabó gritando el nombre de Ken por primera vez. Y aquello fue suficiente para que el moreno se viniera de forma satisfactoria.



-¿Qué tal estuvo? –Preguntó el moreno, al cabo de unos minutos, luego de que se acomodaran en la cama para descansar. Yukihiro se había tomado la libertad de acostarse encima del moreno, y no dejaba de sonreír de forma algo tonta, pero se notaba que estaba feliz.
-Perfecto. ¿En donde conseguiste ese libro? –Le preguntó el rubio, elevando la cabeza para mirar de frente al moreno.
-Fue un regalo.
-¿De quien?
-Se dice el pecado, no el pecador. Pero, es un genial regalo, ¿no?
-Definitivamente. –Dijo, bajando el rostro para buscar los labios de Ken y besarlo lenta y con sensualidad.

Yukihiro volvió a bajar el rostro y cerró los ojos, acomodando su cabeza en el pecho de Ken.

-¿Estás cansado?
-Mucho…
-No debimos hacerlo. Ayer lo hicimos y no dormimos nada, y hoy también. No debí…
-Ken, tranquilo. Estuvo genial y valió la pena. No me importa estar cansado si es este tipo de cansancio.

El moreno acarició la cabellera del rubio con cariño. Estaba tan feliz que sentía que podía morir en ese momento y nada importaría.

A los minutos, sintió como Yukihiro estaba dormitando encima de él. Y entonces recordó porque estaban ahí. Lo más seguro es que Hyde los llamara en cualquier momento, y ellos no podían salir en ese estado.

Así que lentamente, intentó quitarse a su pareja de encima para salir de la cama. Pero el rubio tenía el sueño ligero y se despertó inmediatamente.

-¿A dónde vas? –Le preguntó, tomándolo del brazo, tratándole de decir sin palabras que se quedara a su lado.

Ken se conmovió por el gesto del rubio, pero no dijo nada.

-Iré a preparar la tina. ¿No quieres darte un baño?
-Si, me gustaría.

Al cabo de unos minutos, ambos estaban en la bañera, Ken sirviendo como asiento a Yukihiro, quien se apoyaba en pecho y descansaba la cabeza en el hombro del moreno.

-Esto es muy agradable.
-¿Verdad que si? No puedo imaginar algo mejor.

Yukihiro sonrió para luego darle un corto beso.

Era increíble lo meloso que se ponía el rubio luego del sexo. Y eso era una de las cosas que a Ken le encantaban de él.

-Estoy impaciente por llegar a casa e intentar las demás poses y consejos del libro.

El rubio rio un poco por el comentario, pero asintió con convicción, como dándole el permiso a Ken de hacerlo.

-Yukkie… ¿pensaste alguna vez que estaríamos así?
-Antes de que nos acostáramos, no.
-¿Y después si? –Preguntó con asombro.
-Si… creo que si. Tú me gustabas, así que quizás fantasee un poco con ello.
-Estás lleno de sorpresas, Yukihiro Awaji. –Le dijo, estrechándolo un poco más.
-¿Y tú? ¿Lo pensaste?
-Luego de darme cuenta de que te amaba, si… Montones de veces. Claro, en mis fantasías yo era todo un experto. Y tú eras muy tímido y novato en el asunto.

Yukihiro no pudo contener la risa ante las ocurrencias de Ken. Aunque no dejaba de pensar que si su relación se daba a conocer, esa sería la visión que tendrían de ellos.

-Y resultó ser al contrario.
-Pero poco a poco voy aprendiendo. –Le dijo, volteando al rubio para alcanzar mejor sus labios y besarlo con fuerza y pasión. Como si quisiera transmitirle todos los sentimientos de una vez.

Al terminar el beso, Ken no pudo evitar preguntar una vez más.

-¿Eres feliz?

El baterista, sorprendido por la pregunta, sonrió y tomó el rostro de Ken en sus manos.

-Me siento deseado y querido. ¿Y me preguntas si soy feliz? Creo que si lo soy, y mucho.

Yukihiro esperaba alguna reacción por parte de Ken, pero este tan solo se quedó mirándolo, con una expresión de… ¿resignación? No lo entendía muy bien.

-Ken, ¿pasa algo? –Preguntó el rubio.

Y antes de que el moreno le respondiera, el celular de Yukihiro comenzó a sonar insistentemente.

Reconociendo el tono, el rubio salió de la bañera con cuidado para atender la llamada lo más pronto posible.

-¿Haido?
-Te he enviado varios mensajes, ¿en donde estás? ¿Ya llegaron a Kyoto?
-Si, ya estamos acá.
-¿Entonces porqué no me avisaste? Tetsu y yo estamos en una clínica.
-¿Qué?

Ken llegó a su lado vistiendo una toalla en la cintura y le traía al rubio una bata de baño, la cual le ayudo a vestir.

-Sería bueno que vinieran lo más pronto posible. Te pasaré un mensaje con la dirección.

La llamada se cortó y Yukihiro le explicó con rapidez lo poco que Hyde le había dicho.

-¿Qué crees que haya pasado?
-Ni idea. Pero espero que nada malo. –Le respondió un agitado Yukihiro, que intentaba vestir sus jeans con rapidez.

Ken se acercó al rubio y comenzó a frotar una toalla en la cabeza de este.

-Si no lo secamos sospecharan de nosotros.

El rubio se lo agradeció y minutos después partieron con prisa rumbo a la clínica.


………………………………………………………………………………………………….




-¡Tetsu!

Ken y Yukihiro habían llegado a la clínica y se consiguieron a Hyde y Tetsu en uno de los pisos superiores.

Inmediatamente, el moreno llegó hasta su líder y lo abrazó.

El rubio se quedó rezagado hasta atrás. Fue Hyde el que se acercó para hablarle.

-¿Qué ha pasado?
-Nada grave, Sakai-san decidió venir por si misma a confirmar su embarazo, pero resultó lo que temíamos y sufrió una crisis nerviosa.
-¿Y su familia?
-No lo saben. Sus padres salieron al cine antes de que pasara y su hermano está en la biblioteca estudiando.
-Pero tienen que avisarles.
-Por el momento, no. Es decisión de Sakai. Ella no quiere que su familia lo sepa aun. –Hyde observó a Yukihiro por largor rato, buscando señales que le dijeran lo que el sospechaba. -¿Por qué no contestaste mis mensajes?

Yukihiro miró por segundos a Ken. Después de todo, no se habían puesto de acuerdo en una excusa.

-No me di cuenta. Discúlpame Hyde. Me quedé dormido en el shinkansen.
-¿Y cuando salieron? Porqué si fue al mediodía como dijiste, debiste llegar acá hace varías horas ya.
-Fue después del mediodía. Y el tren se retardó un poco. Mantenimiento o algo así. –Respondió de forma esquiva, intentándole no darle tanta importancia al asunto.
-Que extraño. Nosotros no tuvimos ningún problema en la mañana. De todos modos llegaron hace rato.
-Si, pero Ken no había comido y fuimos a almorzar. Luego buscamos un hotel y acá estamos. ¿Puedes dejar el interrogatorio? –Respondió hastiado. Yukihiro quería que si Hyde tenía tantas sospechas, preguntara de una vez sobre la relación y dejara el juego del detective.

Hyde sonrió. Obviamente sus excusas eran mentira. Y estaba a punto de decírselo cuando vio que Ken y Tetsu caminaban hasta ellos.

-Tengo que ir a firmar unos papeles y luego ver si me dejan ver a Ayana. –Dijo Tetsu, un tanto preocupado.
-Ve entonces, no nos moveremos de acá.

El líder asintió y salió de la sala de espera para dirigirse al ascensor y llegar hasta la recepción de la clínica.

Los minutos pasaban y los demás optaron por sentarse para esperarlo.

Hyde sintiéndose como león enjaulado, comenzó a caminar de un lado a otro, impaciente por saber como estaba Ayana.

Mientras que Yukkie, sentado a un lado de Ken, se había quedado dormido nuevamente en su hombro, para sorpresa del cantante.

-Parece cómodo.

Ken solo sonrió. Intentando no moverse mucho, no fuera a despertarse su amante.

-Yukihiro siempre parece más cómodo contigo. ¿Por qué?
-No… no lo sé. –Dijo Ken, algo sonrojado por el comentario.
-Tú no lo querías cuando entró a la banda.
-¡Eso no es verdad! Solo tenía miedo de que no fuera en indicado.
-¿Y ahora?

El moreno volteó levemente para ver el rostro dormido de Yukihiro.

-Él es perfecto para nosotros.

Y Hyde supo que cada una de esas palabras estaban impresas con autentico cariño.


………………………………………………………………………………………………….




El doctor había sido muy claro con Ayana. Y luego de mostrarle un ecograma, ella se había convencido de que no estaba embarazada.

Luego de que le dieran unos cuantos tranquilizantes, para que se relajara, habló por largo rato con ella explicándole lo que ocurría con su cuerpo. Y ella lo había aceptado, resignada.

Sólo sería cuestión de tiempo para que su vientre volviera a la normalidad.

Sólo sería cuestión de tiempo para que todo rastro de ese efímero bebe desapareciera por siempre.

Tetsu entró a la habitación que se hallaba en penumbras.

Ayana estaba en la cama, mirando hacía el lado contrario de la puerta, con intenciones de dormir y no ser molestada nunca más.

-¿Cómo te sientes?

La voz de su esposo hizo temblar su cuerpo, pero no de forma positiva.

-Vacía.

Y las fuertes palabras de Ayana, le destrozaban el corazón a Tetsu.

El pelirrojo, tomó una silla y la acercó hasta la cama para poder estar más cerca de ella.
La joven volteó y lo miró a los ojos. La mirada de Ayana era una mezcla de resignación, cansancio y una extraña tristeza. Y a la vez, se veían vacíos y desolados.

-Lo que sea que vengas a decirme, hazlo pronto. No quiero verte más.

El bajista se sorprendió por la crudeza de sus palabras. Había destrozado todo rastro de ternura la mujer tenía.

-Ayana…
-Ahora estoy calmada gracias a los sedantes, así que aprovecha el momento y termina conmigo de una vez.
-No hables así. Antes tenemos que asegurarnos que estés bien. Luego decidiremos el futuro.
-No Tetsu. Para que yo me mejore tengo que alejarme de ti. Si no, nunca lo podré hacer. Cometí el error en creer que me querías. Pensé que no habría nadie en el mundo que me quisiera más, y me equivoque. Tú nunca me quisiste. Y es mi culpa. Todo es mi culpa, lo supe hace mucho tiempo y no hice nada por detenerlo. Cometí el error de quererte más de lo que me quería a mi misma.

La forma de hablar adormilada de la joven y la sinceridad de las palabras calaban fondo en Tetsu. Quería hallar una manera de hacerla sentir mejor, pero todo lo que se le ocurrían eran palabras vacías.

-A pesar de todo eso, yo aun te quiero.
-No, no como se quieren marido y mujer.
-Será mejor que descanses. –Dijo después de un rato de silencio, levantándose de la silla para marcharse. -Luego podemos hablar de esto, cuando estés mejor.
-Ya te lo dije. No quiero volver a verte. Quiero que me des el divorcio. –Ayana no le prestó a la cara de sorpresa del hombre, y continuó –No quiero atar más a alguien que no me ama. No quiero sentirme como la ultima en tu vida. Es lo mejor. Además, tú amas a Haido-san. No creas que no sabía que te acostabas con él.

Y esta vez la sorpresa de Tetsu fue mayor. Escucharla hablarle así era demasiado. ¿Por qué, de todas las personas en el mundo, había decidido hacerle daño a Ayana?


“Efímero.
Todo lo dejado atrás son tan sólo hermosos recuerdos.
Ah, en las cambiantes estaciones
sueño contigo aunque nunca pueda regresar
porqué, cada vez que lo recuerdo, el dolor hace eco en mí.”
(1)





-Yo… yo no tengo palabras para disculparme por lo que te he hecho.
-Son solo palabras Tetsu, ya no valen de nada.
-Te aseguro que si pudiera volver hacía atrás, nada de esto hubiera pasado. Me siento tan mal como tú.
-No lo creo… perdóname, pero ya no te creo. Escúchame, ahora más que nunca lo eres libre. Así que no preocupes por nada más, ya no te lamentes más. No sirve de nada. Creo que todos merecemos ser felices. Intenta serlo. Si tanto amas a Haido-san no te preocupes por los demás y se feliz con él. No te preocupes por mi, si nunca lo hiciste no vale de nada que lo hagas ahora. Sé feliz y por favor, no le hagas daño a nadie más.

El bajista se quedó al lado de Ayana, hasta que el cansancio hizo efecto y cayó dormida.

En silencio, Tetsu se juró a si mismo que esa sería la última vez que le haría daño a alguien.





N.A:


(1) Extracto de EVANESCENT. Canción de la banda VAMPS, liderada por Hyde.
 
Top
0 replies since 5/12/2012, 06:48   7245 views
  Share